Quería compartir algunas ideas sobre los problemas que enfrentamos en la vida. Durante años, he visto cómo la mayoría de las personas buscan respuestas fuera de sí mismas: en libros, en la religión, en la terapia. Pero la verdad es que todas las respuestas ya están dentro de nosotros. La conciencia es como una luz que nos permite ver en la oscuridad, pero muchos siguen buscando en el lugar equivocado, persiguiendo cosas externas en lugar de mirar hacia adentro.
El gran problema es que vivimos rodeados de ruido, distracciones constantes que nos impiden escucharnos. Para conocerse a uno mismo, hacen falta dos cosas: silencio y soledad. Sin ellas, es imposible bucear en nuestro interior. La meditación es una herramienta valiosa porque nos da la oportunidad de observar nuestros pensamientos sin juicio, de darnos cuenta de que vivimos atrapados en una rueda interminable de placer y dolor. Buscamos el placer, lo conseguimos, luego tenemos miedo de perderlo, lo perdemos, sentimos dolor y volvemos a buscar otro placer para anestesiar el vacío. Así pasamos la vida, sin darnos cuenta de que este ciclo nunca nos va a dar la felicidad que buscamos.
La clave para salir de esta trampa es tomar conciencia de que el placer y el dolor son dos caras de la misma moneda. En cuanto dejamos de aferrarnos al placer y de temer el dolor, ambos pierden su poder sobre nosotros. La vida no es solo lo que acabas de conseguir que te da placer, ni lo que acabas de perder que te causa dolor. La vida es mucho más grande que eso.